
Haciéndole una apuesta a la revisión del cine grotesco y a la realización de una película violenta, Masacre esta Noche, resulta casi satírica y perfecta en sus intenciones. En jaque es puesta la moral de la realización cinematográfica del siglo XXI, el amor al género terrorífico y la búsqueda de realidad y mucha lucramenta de la generación digital frente a la explotación grafica. Y, Masacre esta Noche es grafica, si señores, pero bien no podría ser de otra forma. Esta película no es grafica por decirlo sino que es grafica porque habla de lo grafico, de la violencia y de las nuevas fronteras que han deleitado o acabado, como mejor se vea, al mismo genero que nos encanta.
Claro, y por supuesto, sus autores, Ramiro y Adrián Bogliano, se aprovechan de este hecho para crear un climax sangriento, morboso y totalmente violento, como en las películas snuff de sus protagonistas. Relata la experiencia de un joven realizador (Jorge Pinarello) que ama el cine de terror pero que trabaja como camarógrafo para ganarse la vida y termina inmerso en una casa de lunáticos que graban películas pornográficas snuff (Aunque el snuff en si es pornografía, pero ilegal). Acá lo más interesante no es la sangre, sino en como se nos es llevado a ello. En una escena, el joven realizador habla con el excitado director (Diego Cremonesi) sobre el ¿Por qué realizar violencia en el cine de terror?. El director impone, severamente, que la morbosidad es la nueva barrera ya cruzada, la nueva moda, la nueva ola. Edison, a quien este último pone como ejemplo, claramente había hecho un descubrimiento interesante en su territorio que tenía que venderse (y que se hizo), y que el cine, como buena tecnología, avanza, no solo técnicamente, sino en estilos y formas de lenguaje, como paso en Francia, como nos paso en Calí y como, con el cine digital (y su prostitución) nos ha llegado a nuestra generación. La reflexión aquí es interesante, porque es esto lo que separa a nuestro héroe de los “villanos” ó antagonistas. Ambos adoran la sangre pero en formas diferentes. Y fíjense que, sin atenerse a moralismos, la idea se entiende perfectamente. El cine debe aprender a contar historias. La pornografía pura y dura no cuenta historias. Y la pornografía no es aquella solamente la que se comparece en el sexo. En el cine la pornografía se ha convertido en una moda que es el sobrepaso del limite, y este mismo ha degradadazo terriblemente la idea del cine de terror como obra cinematográfica o como obra de arte.
Lo que nuestro heroe entiende es que, para romper barreras hay que saber usar la cabeza, pero no para rompérsela derribando el muro para caer a una fosa sin fondo ni final, sino con la necesidad clave de crear vida (así sea para represetar a la muerte) y no destruirla. Y es gracioso dirán, porque es tal vez en el cine de terror en donde más vidas ha visto destruidas al celuloide. Pero nos emocionan, nos intranquiliza, nos da el espectáculo que es el cine y no es simple pornografía.
Y si, Masacre esta Noche tiene deliciosa violencia desmesurada (en un climax maravilloso) y aunque no se niega en absoluto, como dije antes, que sus autores se aprovechan para jugar un rato, se pone en practica su propio discurso. No hay hipocresía y esta misma película demuestra que se puede hacer violencia, desmesurada, tremenda y sin censura sin necesidad de aburrirnos como una (mala) película porno.
Aunque su escena final no entiende lo que ya es "demasiado", Masacre esta Noche es otra de las mejores películas que he visto este año.
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