Seis chicas son secuestradas y puestas en una quinta casi paradisíaca con el fin de organizar una fiesta de cumpleaños. Se tienen que ocupar de todo, desde cocinar la torta, los decorados, ensayar una coreografía y demostrar una felicidad a prueba de balas para la agasajada. Tienen que respetar reglas estrictas, como divertirse mientras trabajan. Sus vidas dependen de eso. Están bajo permanente vigilancia, y traspasar los límites (físicos o de las normas de convivencia) significa tortura, padecimientos o la muerte misma. Paura Flics sube la apuesta en esta tercera película que edita Videoflims en su catálogo. Lo único que tiene en común con sus anteriores películas es que las protagonistas vuelven a ser mujeres, exclusivamente. Pero acá todo es nuevo, y Adrián García Bogliano vuelve a jugar con la percepción de la historia que pueden tener los espectadores. Les asigna a las chicas una doble personalidad: al principio son víctimas, pero pueden ser potenciales victimarios. No solo tienen que sobrevivir a los insanos mandatos de ese agente controlador casi invisible, que juega con ellas a placer. También tienen que sobrellevar la posibilidad de perder la cordura en el afán del escape. Escape que parece tan cercano, solo 36 pasos las separan de una tentativa de huída. 36 Pasos bebe del mejor cine de explotación, las mujeres se pasean en bikini todo el tiempo, son sugestivas y sensuales (pocos retratan así a las mujeres como Bogliano), la violencia es cruda, sin concesiones, la película no deja nada fuera de cuadro, la sangre y las torturas están a la orden del día. Es un día en la vida de estas chicas, una pesadilla multicolor. La naturaleza de la historia hace que las protagonistas asuman diferentes roles todo el tiempo. Hay conspiraciones, el pasado como un fantasma traslúcido que hermana a las mujeres, y termina de cerrar la trama. Porque el pasado es tan importante como el presente en las películas de Bogliano, sin esos sucesos pretéritos no existiría aquella situación. Todo tiene un porque subyacente en la motivación de quien las secuestra. No queda más que regalarnos otra hora y media de buen cine, cortesía de los platenses Paura Flics, que saben combinar musical, animación, humor negro, violencia, tortura, muerte, sadismo y mujeres semi desnudas correteando por ahí. La mezcla parece imposible, pero el director ya probó que es capaz de manejar todo esto y crear obras originales y de urgente visión.
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